La lesión de Márquez suena fea

Marc Márquez ha pasado de subirse a la moto cuatro días después de su primera operación a no poder reaparecer en todo al año. Una lesión de enormes contrastes. Si aquel acelerado regreso sonó a decisión precipitada o a capacidades de superhéroe, este retraso en los plazos suena a preocupante recuperación. Utilizo el verbo ‘sonar’ porque no hay demasiadas evidencias de lo que le ocurre a Márquez. La información médica se ha ido degradando hasta prácticamente desaparecer de las comunicaciones de Repsol Honda. El punto de inflexión fue su segunda intervención quirúrgica en la que hubo que cambiarle la placa de titanio, que se rompió, oficialmente, al abrir una ventana. La nota lanzada en agosto hablaba de “dos o tres meses” para su retorno, un periodo que se cumplirá el 22 de noviembre. Todo apuntaba a la doble cita de Valencia, a un final de curso sobre la moto para levantar el ánimo, el propio y el de los aficionados. Pero paralelamente también había un soniquete de complicaciones, nunca confirmadas, que especulaban sobre una tercera operación.

La expectación rodeó a los dos últimos martes, los días en los que Honda difunde sus comunicados en semana de carrera, que ayer cerró cualquier posibilidad de regreso. “Marc Márquez continúa con la recuperación de su brazo”, dice el texto, sin especificar la fase de recuperación. Evidentemente, un campeonísimo como Marc no querrá volver a un circuito si no se siente en plenitud para competir al máximo nivel. Eso podría ser una causa de su decisión, pero es inevitable pensar en otras, como que la solución va todavía para largo. La próxima fecha en su calendario MotoGP serán los test de Sepang, del 14 al 16 de febrero. Lo lógico es ya verle ahí, pero desde fuera es difícil apostar a qué nivel. El deseo de los aficionados es volver a tenerle al cien por cien. Pero, sin más explicación, la duda se expande.