Tres grandes en un puñado de segundos

El día después de una grande siempre hay un enorme vacío, que normalmente se llena indagando en el calendario en busca de la siguiente carrera. El día después de esta Vuelta a España, que este año también ponía fin a la temporada, el vacío ha sido total. La victoria de Pascal Ackermann en Madrid, y la de Primoz Rogliz en el podio, cerraron un curso atípico, concentrado en tres meses por culpa de la pandemia, en el que acabar ya ha supuesto el mayor triunfo. El ciclismo se ha salvado en parte. Y ahora llega el tiempo del balance, a la espera de que el próximo año vuelva a cierta normalidad. No lo será al completo, desde el momento en que ya se ha suspendido el Tour Down Under, la primera carrera del WorldTour en la lejana Australia. Pero la vocación es reducir los sobresaltos.

En un primer análisis asoma un dato llamativo: las tres grandes se han resuelto por segundos. El Tour, por 59”: Pogacar sobre Roglic. El Giro, por 39”, después de llegar empatado a la última jornada: Geoghegan sobre Hindley. Y la Vuelta, por 24”: Roglic sobre Carapaz. En total, 122 segundos para solucionar las tres carreras. No es la primera vez que ocurre en la historia: LeMond le ganó un Tour a Fignon por 8” y Caritoux privó de la Vuelta a Alberto Fernández por 6”. Pero marca una tendencia. “Ya no se gana por minutadas, como antes, ahora todos los segundos cuentan”, avisó el propio Carapaz. Entre los factores que influyen está la descarga de los recorridos: la notable reducción de las cronos; la bajada de kilómetros diarios, hasta el punto de que se escucha a ciclistas quejarse cuando pasan de 200; el diseño de etapas reinas con la mitad de dureza que antaño… Sólo Italia mantiene algo de la filosofía clásica. A esos modernos trazados hay que añadir la igualdad que ha provocado la medición de los límites personales a través de los vatios. Cada ciclista es ahora una calculadora.