¡Salud y resistencia!

Hemos dejado de hacer planes. Y es curioso que el fútbol, del que aprendimos que un resultado lo cambia todo de un día para otro, sea una de las pocas realidades a las que asirse en tiempos de pandemia. Si la autoridad y los positivos no lo impiden. Tras la enésima crucifixión de Zinedine Zidane, el triunfo en el Camp Nou, con el exterior de Modric como exvoto, nos devolvió esa imagen de Molowny con glamur que encarna ZZ y con la que me gusta vincular pasado y presente. Porque, sin planes ni reuniones ni público en los estadios, nos queda celebrar lo que permanece.

¿De verdad queda algo que resista en nuestro fútbol? En apenas unos días pasamos de las debacles blancas contra Cádiz y Shakhtar, al coñazo del VAR y la paz del 1-3 en el Clásico, para llegar otra vez a la remontada con label de garra madridista en Mönchengladbach (ya no me moriré sin escribirlo) y el susto en el cuerpo. ¿Cuál será la próxima crisis? El mismísimo Santiago Bernabéu era pesimista: "En España el fútbol acabará mal. Es más, si el fútbol sólo existiera en España ya habría muerto".

Por eso, ante lo contradictorio del fútbol como rutina de nuestras vidas y a la vez como montaña rusa mediática, estos días los que necesitamos sentirnos seguros alrededor de un balón controlado, nos agarramos a dos hitos. De un lado, el 120 aniversario de un Espanyol, milagro de la resistencia en Barcelona, que busca volver a Segunda por la vía rápida con la esperanza de que el Atleti no le supere en número de temporadas en Primera. Por la otra banda, el centenario del Club Atlético Osasuna, vigoroso club del "Si nos confiamos, somos muy malos" y el "Aquí no se rinde ni Dios" que el valiente Sergio Amadoz reivindica en su joya de Libros del KO. Con la que está cayendo, un club como el Espanyol, que defiende el respeto y el honor de las minorías, y otro como Osasuna (sin artículo, por favor), que lleva el imponente nombre en euskera de La salud, nos siguen dando argumentos, pese a su íntima rivalidad, para levantar la vista de la polémica diaria y seguir haciendo planes.