El portugués puso su talento a disposición de sus compañeros y el compromiso al servicio del equipo. En un partido raro, donde si predomina el descontrol el Atlético tiene todas la papeletas para sufrir, el ‘Menino’ desplegó todo su ingenio, jugando con libertad detrás de Suárez, trabajó a destajo en la presión y apareció entre línea para dar claridad y continuidad al juego. Da gusto verle conducir el balón con cabeza arriba y asistiendo al compañero, dándole la posibilidad de que se la devuelvan para rematar o para asistir. El ejemplo fue su primer gol con la gran ayuda de Correa. Menos mal que no hubo apagón de João, porque otro gallo hubiese cantado, ya que los rojiblancos estuvieron irreconocible en los conceptos defensivos, a pesar de que el Cholo había metido piernas con Llorente acompañando a Herrera. Pero no terminó de cuajar la pareja.

El poderío físico de Llorente hizo que se fuese hacia arriba teniendo el mexicano problemas para sujetar las acometidas de los austriacos. El equipo se contagió del ida y vuelta del Salzburgo, y aunque creó más ocasiones el descontrol fue lo que prevaleció, algo inusual en un equipo de Simeone. De nuevo hubo muchos problemas por los laterales y sigo echando en falta ese jugador que de profesión es 5, ese futbolista imprescindible para el Cholo que se pase el partido en la garita sin perder posesión y no invente en la salida de pelota. Se salvó la noche gracias al primer gran lienzo del ‘Menino’.