La irresponsabilidad de Bartomeu

El 18 de agosto, hace dos meses y nueve días, en una entrevista en Barça TV Josep Maria Bartomeu aseguraba que lo que les pasaba al Barça era “una crisis deportiva y no institucional” y hace tan sólo 24 horas afirmaba en rueda de prensa que “no hay motivos para dimitir”. Todo un ejemplo de un estilo de gestión caracterizado por la improvisación a todos los niveles que ha acabado siendo derrocado por esa manera de actuar basada en archivar los problemas en un cajón a la espera de que se resolvieran solos. Aseguró en su parlamento de despedida Bartomeu que se iba por responsabilidad pero el irresponsable durante mucho tiempo fue él.

Ha ido acumulando tanta basura debajo de la alfombra que al final ha tenido que saltar por la ventana. Motivos le sobraban para haber dimitido antes, pero ha sido, no lo olvidemos, la obcecación de un grupo de socios que con todos los elementos en contra lograron recolectar 20.731 firmas en plena pandemia, sin altavoz mediático entre los principales medios de comunicación consumidos por los culés y sin partidos en el estadio. Esos socios recogieron la indignación de una masa social que vio cómo se condenaba al club penalmente por primera vez en su historia a cambio de la exoneración de Rosell y Bartomeu, que se impulsaba una acción de responsabilidad indigna contra sus predecesores, que se desmontaba el fútbol base, con una política deportiva errática, que se denunciaba ante la Guardia Civil el proceso del voto de censura por cinco papeletas sin tener ni una prueba, que se manchaba con el Barçagate y que la junta se plegaraba a unos jugadores que ahora les han dado la espalda. La resistencia tenía un limite y la irresponsabilidad también.