Un grupo de riesgo

El Barçagate, la dimisión de seis directivos, un vicepresidente que dice que “se ha metido la mano en la caja”, el ideólogo del Barçagate suspendido de empleo pero no de sueldo, las nuevas camisetas que destiñen y no pudieron venderse a tiempo, la promesa del apellido solidario e inminente para el estadio que se fue al limbo cuando dejó de servir de parapeto mediático, el desastre de Setién en LaLiga, Ansu y Riqui que no refuerzan al filial en la fase de ascenso a Segunda A, el consecuente fracaso en la fase de ascenso, el 2-8 de Lisboa ante el Bayern sin que jueguen ni Ansu ni Riqui, el burofax de Messi al club diciendo que se quiere ir, Messi diciendo que se queda a desgana, la marcha de Suárez, Setién que se apunta a lo del burofax para quejarse de que no ha cobrado sus servicios, regalar a Rafinha al PSG, 20.000 firmas recogidas para echar a la junta, el pinchazo en el mercado de fichajes, Dembélé que se queda, Depay que no puede venir por el límite salarial, Matheus Fernandez llega y ni se le presenta, la denuncia a la Guardia Civil por cinco firmas dudosas de las que nadie sabe nada ahora, el abogado del club en plan tertuliano de Sálvame, el club pidiendo disculpas a la Generalitat por el tono de su abogado, el mail del club a los empleados pidiendo que se bajaran el sueldo, el intento de nombrar a Goldman Sachs como socio de honor y peñista de mérito a cambio de que pague la fiesta del Espai Barça, el burofax de los jugadores al club diciendo “así no”, la carta de los capitanes a la directiva, las quejas de Griezmann, el toque de atención de Koeman a Griezmann, el Barça que dice que no llega a tiempo para organizar el referéndum del voto de censura, la Generalitat que les dice que sí, Ariedo Braida cita al club en los tribunales por su despido, las renovaciones en servicio de farmacia de guardia de Piqué, Ter Stegen, Lenglet y De Jong que ya pagará el que venga después, rumores de dimisión inminente, rumores de que aquí no se va nadie, la rajada de Piqué en La Vanguardia resumiéndolo todo, la pandemia, los bares cerrados en Catalunya…y ahora, el Madrid a puerta cerrada. Ser del Barça debería estar pensionado o ser considerado, como mínimo, grupo de riesgo.

Y a pesar de todo, que leído así de un tirón impresiona, un Clásico es un Clásico y el pueblo culé espera que sirva para confirmar, ni que sea durante 90 minutos, la ilusión ante un proyecto que nace con la idea de que de las pesadillas también se sale. El orden celestial, si es que existe, le debe a los aficionados del Barça una alegría. A ver si es verdad eso de que Dios aprieta pero no ahoga.