El reto más grande de míster Zidane

A lo largo de su carrera, Zinedine Zidane ha pasado por etapas muy complicadas que ha sabido superar con éxito. Nunca ha sido para él un camino de rosas, aunque la palabra flor haya sido utilizada a menudo por mucha gente para intentar desprestigiar sus hazañas y limitar su responsabilidad personal en la gran cantidad de trofeos que ha conquistado. Primero fue el desafío de convertirse en entrenador del Castilla cuando todo el mundo le miraba con lupa y cuando algunos esperaban su fracaso para justificar sus previsiones y la famosa fórmula que dice que los grandes futbolistas no suelen convertirse en grandes técnicos. En esa época, mi compatriota tuvo que convivir con unos arbitrajes a veces delirantes. Luego fue el reto de sustituir a Rafa Benítez en mitad de la temporada y de imponerse como un entrenador creíble. Y en marzo de 2019 arriesgó como nunca al aceptar volver a dirigir un equipo hundido. Y hace poco asumió la enorme tarea de ganar la Liga del Coronavirus después de casi tres meses de parón obligado.

Sin embargo, no ha habido nada más difícil para Zizou que lo que se presenta ahora. No ha habido reto más grande en su carrera que intentar ganarlo todo tras un mercado sin tener ningún fichaje. Es decir, sin esa aportación de sangre nueva que mejora el nivel de una plantilla que motiva a los que ya están y que pueden tender a relajarse.