No es cuestión de estética, sino de eficacia

Cuando un equipo sólo se ampara en los resultados, las derrotas le dejan desnudo y a la intemperie, sin argumentos. Y eso es, precisamente, lo que le sucedió al Real Zaragoza frente al Málaga. Se le acabó de golpe la buena estrella, la que había decidido los triunfos frente al Alcorcón en los despachos y contra el Albacete a dos minutos del final en una acción aislada, y quedó claro que ni ataca ni defiende, que ni es sólido atrás ni tiene pegada arriba. O sea, que no es eficaz porque no gobierna ninguna de las dos áreas. Baraja todavía está en tiempo de afianzar su ideario, pero el fútbol profesional camina a toda velocidad y ésta es una temporada especialmente difícil para el Zaragoza. Así que hay que dar cuanto antes con la tecla y lo prioritario, lo fundamental, es juntar a los mejores futbolistas, muy por encima de su distribución táctica, que no deja de ser una herramienta para dar equilibrio a un equipo y ocupar mejor los espacios. Ya lo dijo el técnico argentino Alfio Basile, famoso por sus sentencias: “Yo ubico bien a los jugadores en la cancha. El problema es que después se mueven”.

Rubén Baraja considera irrenunciable su 4-4-2, un sistema con el que el Zaragoza deleitó con Leo Beenhakker en el banquillo en los años 80, con esa recordadísima línea media formada por Güerri, Señor, Barbas y Herrera, pero son los jugadores los que hacen buenos los sistemas y no al revés, y en el actual Zaragoza, donde no abunda la calidad, parece un lujo imperdonable fiarlo todo a dos extremos que no marcan ninguna diferencia y dejar en el banquillo a Bermejo o Adrián, quienes hablan un lenguaje parecido al de Eguaras, al que se le ve perdido en este fútbol sin combinación ni intención. El regreso de James debería mejorar las cosas, para dar mayor ritmo e ida y vuelta a la medular, y para que, de paso, Narváez, el delantero de mayor nivel, pueda jugar alguna pelota con ventaja, que esa es otra.

Y sobre todo hay que alejar el debate de la estética. La cuestión no es si el Zaragoza juega feo o bonito, porque esa una percepción muy particular, sino si el librillo de Baraja lleva camino de conformar un Zaragoza eficaz que, como mínimo, esté alejado de los puestos de peligro. No hay que hacer tremendismo de esta derrota frente al Málaga, pero tampoco considerarla un accidente. En el fútbol, el tiempo, si no se pone remedio, lejos de arreglar las cosas, las empeora.