Por qué Moi en vez de Kubo y la cabeza de Raúl García

Figura de altura

No se puede sospechar de Raúl García. Ni la aspereza de sus acciones que tanto fastidia a los rivales y aficionados contrarios disminuye la categoría de un jugador valiente y de personalidad insaciable. Cuando corre, salta o choca se impone desde su físico y su carácter. Es inmune al desaliento y nunca hace ascos a la disputa. Con un Athletic en estado de duda, necesitado del triunfo como fuera ante el Levante, Raúl García asumió un papel principal. El remate al larguero, el salto que ganó a Melero en el inicio del gol de Berenguer o la dejada en el tanto anulado por un fuera de juego milimétrico reafirman su importancia. En las alturas estuvo implacable —14 duelos aéreos ganados de 16—, cabezazo a cabezazo. Conviene desterrar los prejuicios sobre Raúl García y destacar la identidad propia de su fútbol.

El líder del líder

Es primera la Real Sociedad, meritazo el de un equipo que roza la excelencia dentro de sus posibilidades. La lealtad a su idea resulta un principio inquebrantable para Imanol, desligada esta cualidad del adversario que toque. Cómo presionó al Betis —el conjunto que más alto recuperó esta jornada, 66,5 metros de distancia media a la portería rival—, cómo elaboró desde atrás, cómo resolvió las jugadas de ataque, componen el sumario de su liderato. Bajo el paraguas colectivo, sobresalió otra vez Oyarzabal. Sus desmarques de ruptura entre Ruibal y Bartra y las apariciones a la espalda de los pivotes verdiblancos dibujaron un mapa de movimientos que expresó su inteligencia espacial. A veces parece que no está, pero siempre está. La tensión en el centro a Portu y la fiabilidad desde los once metros (11 penaltis consecutivos transformados) dieron el acabado perfecto a su partido.

Oyarzabal transforma el penalti ante el Betis / Toni Rodríguez

Al servicio del colectivo

La calidad es un tópico desgastado en algunos contextos. Se puede tener todo el talento del mundo, pero por razones tácticas no disponer de un lugar fijo en el once. Le sucede a Kubo en el Villarreal. Tan evidente resulta que se trata de un jugador diferente como que va a tener complicado hacerse con la titularidad. Ni la lesión de Gerard Moreno le dio una alternativa de la que sí se benefició Chukwueze. El que solo conozca al Villarreal de lejos no entenderá la situación del japonés. En las últimas fechas hay quienes se sirven de un argumento discutible. Viene a decir lo siguiente: "Kubo nunca puede ser suplente de Moi Gómez". Esta premisa no tiene en cuenta el rendimiento de Moi como cuarto centrocampista. Partiendo de la izquierda, se ofrece en zonas interiores y apuntala la superioridad con balón del Villarreal como se constató contra el Valencia. Se entiende con Parejo (45 pases intercambiados), deja la pista libre para Pedraza, trabaja como pocos (diez robos) y siempre aporta en el último tercio del campo (tres ocasiones creadas). El techo de Moi Gómez no es el de Kubo, pero ahora mismo es más válido para lo que pretende Emery.

La irrupción

Ha caído de pie Tete Morente (23 años) en el Elche. La igualdad en el fútbol actual precisa de la verticalidad y el desborde como antídotos más adecuados. Y estas virtudes son agregados rotundos en el juego de Tete. Brilló en la segunda vuelta de la temporada pasada en el Málaga y se ha descubierto en el Elche como un jugador de proyección considerable. En Mendizorroza asistió, marcó y prosiguió su idilio con el regate. Se distingue como el jugador de LaLiga que más quiebros buenos, 4, promedia por partido. Lo es en una competición en la que el regate ha recuperado cierta vigencia. Se ven más de 19 por jornada, la segunda cifra más alta de este siglo.