El Sevilla quiere ser favorito

Se le torció algo al Sevilla un sorteo que hasta que llegó el bombo 4 estaba siendo relativamente benévolo con el club de Nervión. El Rennes de Camavinga era, junto al Marsella, el rival más potente de la que a menudo suele ser la copa de las cenicientas y seguro que pondrá las cosas difíciles porque tiene mimbres y potencial económico para ello. Julien Stephan ha conformado un equipo cada vez más potente económicamente en el que destaca el joven pivote Camavinga, que sigue en el radar del Real Madrid, y que tiene en sus filas a un viejo conocido de la afición blanquirroja, el también centrocampista Steven Nzonzi.

El Rennes, por cierto, eliminó de la Europa League al Betis en dieciseisavos hace dos temporadas. Viajará a Londres el conjunto de Lopetegui para enfrentarse por primera vez al Chelsea, contra el que también jugaron curiosamente los eternos rivales verdiblancos durante su única participación en la máxima competición continental, en 2005. Los 300 millones de presupuesto invertidos por Abramovich han sido récord en este mercado de pandemia pero no asustan en el Sánchez Pizjuán, sobre todo el dubitativo comienzo de temporada con Frank Lampard. La tibieza defensiva de los blues estimula el juego del Sevilla, que suele actuar mejor contra equipos que no se encierran atrás.

El Krasnodar será más incómodo por el largo viaje, de más de cinco horas de avión, que por el potencial del que a priori debería ser convidado de piedra en el grupo E. Ya conocen los sevillistas a este rival ruso, al que se enfrentaron en 2018 por dos veces, en el grupo de Europa League. Cayeron 2-1 en el coqueto estadio de que acogió partidos del Mundial 2018 y ganaron por 3-0 en Nervión. Será fundamental sumar los seis puntos esta vez para luego ir con más tranquilidad a los duelos vitales ante londinenses y bretones. El grupo podría haber sido mejor, sin duda, pero este Sevilla quiere regresar a la Champions con la etiqueta de favorito para plantarse en octavos. Si puede ser, como primero.