Que no se resfríe Canales...

Victoria en el último segundo contra el Alavés (16º de la pasada Liga), otra ante el Valladolid (13º en la 19-20) con el viento a favor que da un penalti en los primeros minutos y derrota con el Real Madrid al abrigo de esa excusa que tantas veces se ha usado por los voceros en las últimas temporadas, la de los árbitros y el VAR. A la cuarta y ante el Getafe de Bordalás, cuya realidad futbolística te suele poner en el espejo, vivió el Betis por enésima vez un tremendo baño de realidad. De esa misma realidad entre lo mediocre y lo lamentable por la que transita el club verdiblanco durante los tres últimos lustros, incapaz a pesar de algún oasis de felicidad de escalar hasta la segunda línea del fútbol español. Algo que sin duda merecería por historia y, sobre todo, por una masa social que estos días se encuentra  dejándose los dineros de manera generalizada en un carnet que, para más inri, no sabe si podrá usar antes del final de temporada. Y que seguro vuelve a sentirse en buena parte engañada.

Directivos: aprovechen esos millones a fondo perdido que le están regalando los aficionados e intenten remendarle la plantilla a Pellegrini. En todas las líneas, si puede ser. Que el entrenador chileno le ha dado otro aire al equipo (peor no podía estar, eso sí) parecía una evidencia en la que habrá que seguir confiando, al menos hasta el sábado en Mestalla. Que no hay plantillón, plantillazo, ni siquiera buena plantilla que valga tampoco debería tener ya más partidarios que los defensores de lo indefendible que componen el oficialismo y, también, desgraciadamente, por esa facción 'ultraserrista' que no se bajaría del burro ni aunque éste se despeñara por un acantilado. Los jugadores buenos son aquellos que rinden y compiten regularmente. Y eso no lo han hecho ni Tello (cuarto año en Heliópolis), ni Carvalho (tercero), ni Bartra, ni Fekir, ni Borja Iglesias, ni Sanabria... Apenas Sergio Canales, como casi siempre, volvió a poner la casta y la vergüenza torera en el Betis durante la penosa noche del Coliséum. Recemos: que no se resfríe (ni vendan) al santanderino, por Dios.