Claro que mi amigo Tomás Roncero tiene razón de estar enfadado con Eden Hazard (acabo de leer su columna en AS.com). Claro que ya es mucho tiempo. Claro que hay que reconocer que se ha perdido más de un año. Claro que hubiera sido mejor que estuviera disponible desde el primer partido de Liga. Claro que empezó muy mal su aventura madridista. Claro que llegó con siete kilos de más después de firmar con el club más grande del Mundo. Claro que el belga no se dio cuenta de que esto no era el Lille o el Chelsea y que la exigencia de cada día era tremenda. Claro que volvió de estas vacaciones sin estar en la forma adecuada. Pero es mejor mirar el futuro con optimismo.

Porque las noticias que me están llegando desde el entorno de Hazard son muy positivas. El pasado mes de febrero, en la operación quirúrgica de Dallas, se le cambió la placa que ya tenía en el tobillo derecho desde 2017 por la fractura que sufrió con Bélgica. La nueva le ha producido inflamaciones y dolores durante meses. Sin embargo, la cosa ha mejorado. Mucho. En las últimas semanas sólo le quedaban unas molestias periféricas (nada en la placa) que, además, ya han desaparecido. Hazard está muy cerca de poder jugar totalmente liberado de sus problemas físicos y de las preocupaciones psicológicas que engendran. Queridos madridistas… ¿borrón y cuenta nueva?