¡Qué gusto da ver jugar así al Sevilla...!

¡Qué gusto da ver jugar al Sevilla, y más aún en la Europa League, esa competición en la que se siente poderoso! Ante el Wolverhampton repitió la exhibición que hizo ante el Roma, y aunque se quedó en un solitario gol de ventaja, se pasó el partido abrumando al rival. Sólo pasó un mal momento aunque, eso sí, muy malo. Fue en el 11', cuando Adama, que tiene el físico de Tyson y la velocidad de Ben Johnson, se escapó irrefrenable y sólo pudo ser frenado en el área con penalti. El lanzador, el mexicano Raúl Jiménez, llevaba más de veinte seguidos sin fallo, todos dentro. Pero Bono le desconcertó con dos amagos y se lo paró.

Eso fue todo por parte de los viejos Wolves, que cimentaron en el periodo clásico un prestigio (la Copa de Europa se creó a raíz de sendas victorias suyas ante el Honved y el Spartak de Moscú) sobre otra forma de jugar. Se encajonó atrás y lanzó pelotazos a Adama, por si volvía a sonar la flauta. El Sevilla era todo lo contrario: juego bien hecho, ni lento ni precipitado, todos entendiéndose con el balón, todos colocados donde el compañero les necesitaba, todos atentos a la recuperación. Dueño del campo y el balón, el Sevilla fue y fue, una y otra vez, contra la muralla naranja, produciendo córners en cantidades industriales.

Y así llegó el gol, en un córner, sacado en corto sobre Banega, ese libro abierto, cuyo centro cabeceó Ocampos, quizá el mejor fichaje de nuestro fútbol este curso. Quedaba muy poco y los Wolves no tenían ni aire ni ánimo para intentar un fogonazo. Los minutos restantes el Sevilla volvió a tener el balón y las ocasiones. Ahora le espera el Manchester United, el domingo, y más allá, si pasa como yo espero, o el Inter o el Shakhtar. Todos ellos le temen, seguro, porque se mueve en esta competición como el amo. Y no fue la única buena noticia del día: la otra fue que en el Atleti no hubo nuevos positivos, de modo que mañana le veremos ante el Leipzig.