Elogio de la naturaleza de Zinedine Zidane

Ni a Cruyff ni a Guardiola ni a Del Bosque les duró la flor toda la vida, pero todos ellos, como Zidane, han hecho del fútbol un mejor espacio para vivir. Cruyff era un prestidigitador que agitaba la imaginación del estadio a favor de un mundo distinto cada partido. Guardiola ha sido un pintor racionalista, explica aún en la pizarra el contenido de sus deseos, y se emociona tanto que parece un Harry Potter del fútbol. Del Bosque es alguien que no cuenta sino las cosas que pueden ser. Todos se resumen en la naturaleza futbolística de Zidane, ahora entrenador del Madrid y durante años la personificación, en el campo, de todas las ilusiones del fútbol.

Ahora le vienen vientos contrarios. A los que le atribuyen a la flor que lo acompaña la suerte que ha tenido hay que recordarles que, en el campo, esas flores las acompañó de genio, y nadie puede calificar de casual ninguno de sus triunfos. Los que le acompañan en la historia del genio (Johan, Pep, Vicente) también fueron esforzados profesionales, de cuya flor de suerte se dijo tanto solo para quitarles importancia. Zidane es un genio de la visión en el campo; su modo de ser, cauto y educado, es su manera de convocar su naturaleza de hombre cuyos atributos incluyen la honestidad, la dignidad y la alegría de saber de fútbol. Un respeto a su naturaleza.