Fútbol sin vestuarios para septiembre

El Atleti parece haber esquivado el ataque de coronavirus con sólo dos bajas. Muchos atléticos temieron un efecto dominó estilo Fuenlabrada que inhabilitara al equipo para ir a Lisboa, y aquí no había posibilidad de aplazamientos. Pero ayer, a las 14:22, el Atlético anunció que la cosa quedó en Correa y Vrsaljko (¿lo habré escrito bien?) a los que deseamos lo mejor. No hay más casos. Ni jugadores ni técnicos ni auxiliares. El grupo se entrenó ayer, esas dos bajas aparte, y podrá viajar hoy. Eso sí, con los dedos cruzados, por si hay alguno que esté incubando. Allí las condiciones de aislamiento y seguridad serán máximas.

Este sobresalto nos habla de la situación frágil del fútbol en su necesidad de resolver lo que aún arrastra. La Federación ha resuelto el último paso del ascenso a Segunda B clasificando a los cuatro que tenían que luchar aún por dos plazas: Lealtad, Alcoyano, Marino y Linares. La categoría ya había sido ampliada de 80 a 100 por la vía de admitir ascensos y descartar descensos, así que pasar a 102 no es grave. El retraso, paradójicamente se produjo por tres positivos del Marino que resultaron falsos. Ahora queda la pelea por dos plazas de Primera entre Zaragoza, Elche, Almería y Girona. Y la Champions en Lisboa y la Europa League en Alemania.

Todos miramos con aprensión hacia septiembre. Tebas ya maneja para el retorno de LaLiga la idea de un fútbol sin vestuarios, en el que los jugadores salgan de casa vestidos para jugar y regresen a ella a ducharse a fin de evitar contagios en las duchas y la correspondiente consecuencia de aplazamientos de partidos. Rubiales aún no sabe cuándo regresará el fútbol aficionado. Igual están otros deportes de equipo. Todos sabemos ahora que el virus sigue por ahí, que la nueva normalidad era esto tan incómodo, y que la antigua normalidad, la que queremos, sólo llegará después de la vacuna. Mientras, lo que toca es cruzar los dedos y protegerse.