Pendiente de Insigne y reforzado con Koulibaly

La adaptabilidad de Gattuso. El técnico ha sorprendido al resucitar a un Nápoles que parecía en alarmante decadencia cuando asumió el cargo sustituyendo a Ancelotti. Además de recuperar el espíritu colectivo en un bloque que estaba enfrentado con la propiedad y en el que varios integrantes andaban pensando en un futuro lejos de San Paolo, su capacidad para asumir en cada partido un rol diferente en función del rival ha hecho crecer futbolísticamente al equipo. El Nápoles es atrevido y asociativo cuando se mide a adversarios menores y sabe someterlos a partir de la circulación de balón. Pero también ha entrenado cómo esperar atrás y buscar las transiciones contra potencias como el Barcelona o la Juventus. Lo vimos en el lejano encuentro de ida y lo observamos también en la final de Coppa, el partido que le entregó al exjugador del Milan su primer título como entrenador.

Koulibaly ofrece más seguridad. El central senegalés se perdió el partido de ida por lesión. Le sustituyó Maksimovic, que cometió el único error defensivo napolitano en todo el encuentro: cuando Arturo Vidal retrocedió, le persiguió y dejó un hueco libre que Busquets aprovechó para filtrar el pase decisivo a Semedo en el gol de Griezmann. Gattuso confía en la mayor capacidad del exdefensor del Genk para leer situaciones de este tipo y para resistir en un contexto en el que el Barcelona va a buscar mover la pelota con velocidad.

Insigne, capitán del Nápoles.

La duda de Insigne. La trascendencia del capitán en el juego del cuadro partenopeo es inmensa. Ofrece desequilibrio, golpeo desde fuera del área, precisión en los envíos cruzados y una conexión con Mertens y Callejón entrenadísima. Sus diagonales hacia dentro, aprovechando que actúa a pie cambiado, liberan el espacio para las incorporaciones de Mario Rui. Que entrara en la convocatoria es una magnífica noticia para los intereses de su equipo, pero si no está en plenitud Gattuso tendrá que improvisar una solución que en ningún caso sería idéntica. El macedonio Elmas, que es más un centrocampista interior pero que posee las condiciones para jugar más arriba, podría ser su sustituto.

Fabián-Zielinski, pareja de interiores. El buen tono de Lobotka en el post-confinamiento -con él como titular el equipo ha ganado cinco partidos, ha empatado uno y no ha perdido ninguno- le convierten en una alternativa al más riguroso tácticamente Diego Demme, que fue el elegido para actuar como medio centro en la ida. Donde no hay dudas es en la elección de sus acompañantes: Fabián, más cercano al pivote para dar fluidez a la salida de balón, y Zielinski, cuya potencia en la arrancada le convierte en un llegador muy peligroso.