Mi ex

Hace casi un año escribí mi primera columna en este periódico. Se daba la posibilidad de que Neymar volviera al Barça y yo hacía un paralelismo entre él y mi ex, personas a las que quieres a tu lado, pero que no llegas a saber si son la mejor compañía. Personas que te aseguren algunos momentos de gran felicidad y también grandes dolores de cabeza. Hoy, pensando en ello, llegué a la conclusión de que no es solo el carioca, sino también el Barça de estos últimos mercados el que se comporta como mi ex, poniéndole la miel en los labios al culé, prometiendo un nuevo idilio con Neymar para acabar en la cama con Malcom.

Llevamos meses escuchando con fuerza el nombre de Lautaro. Al no llegar la confirmación que tanto bien haría al aficionado barcelonista, comenzamos a tener la sensación de que puede ser un globo pinchado de antemano. No sé si es culpa del Barça o de los rumores interesados de cada verano, pero cuando leo los periódicos vuelvo a ser el tipo que era hace unos años: el triste cantautor que se ilusionaba con su ex y terminaba componiéndole dieciséis discos nuevos.

¿No les sucede a ustedes lo mismo? ¿No les parece que cada vez que vemos escritos los nombres de Lautaro, Neymar, Alaba, De Ligt, Xavi, etc, nombres que enderezarían nuestra esperanza de un solo golpe acaban como yo en mis peores años? La sensación es que esta directiva del Barça ha convertido al equipo en el club de las eternas promesas, dejando de ser el de las realidades. Incluso Ansu Fati y Riqui Puig, que pintan de maravilla, no dejan de ser estrellas por confirmar. Como también lo son Trincao, Pedri, Aleñá o Araujo, nombres que suenan realmente bien e ilusionan.

Pero la vida es una testaruda aguafiestas empeñada en enseñarnos que de ilusiones no se puede vivir. Es necesaria, por supuesto, y ayuda a caminar, pero no estaría nada mal que en algún momento concretara algo. ¿Volverán algún día, el Barça y mi ex, a entrar por la puerta grande para confirmar con resultados de verdad el amor que nos tenemos?