Samitier, Abanca, el Depor y Tebas

Abanca ha comprado el Depor. Salvo error u omisión, es el primer banco que toma la propiedad de un club de fútbol en nuestro país. Algún caso ha habido de capitalizar deuda impagada quedándose con acciones, pero no buscando una posición de control, sino venderlas luego para recuperar lo posible. El fútbol nunca fue un negocio sensato. Samitier ya decía que si fuera negocio lo tendrían los bancos, que jugarían entre sí y se quedarían con las ganancias. Pero lo que ha venido demostrando el fútbol durante muchos años ha sido su capacidad de arruinar a todo el que se le acercaba.

De hecho, si ha trampeado ha sido porque se instalaba en suburbios baratos, su presencia atraía a la ciudad hacia allá y a los treinta años vendía el terreno para irse más lejos y empezar de nuevo. Casos conocemos muchos. Otros clubes han abusado de ayudas institucionales bochornosas. Y los hay que murieron por deudas para reaparecer después, con vitola formal de ser otra sociedad que en realidad percibimos como la misma. El Málaga, el Burgos, ese Logroñés que ahora vuelve felizmente a Segunda... Herederos del nombre de la ciudad, de los colores y de la afición, pero depurados de las deudas que hundieron a su antecedente.

Se me ocurre que si un banco se hace con el Depor es porque el fútbol ya sí tiene visos de ser negocio, gracias al control económico. Tebas ha conseguido que LaLiga controle de verdad los gastos, así que los clubes ya no se pueden entrampar. Han de respetar una inflexible ecuación deudas-ingresos-gastos, así que aquella ruina endémica (de la que también salía muy perjudicada Hacienda) desapareció. Ahora hay clubes que empatan y otros que dan beneficios; lo que no hay es esa acumulación de deudas y pufos que conocimos durante tantísimos años. Será por eso que aparece Abanca, haciendo buena aquella cavilación de Samitier.