La ausencia de Werner debe impulsar a Olmo

Un entrenador intervencionista. Julian Nagelsmann, además de ser un reputado estratega que impresiona por su precocidad —tiene 32 años y empezó a dirigir en la máxima categoría con 28—, es un técnico con una especial querencia por las modificaciones tácticas. Emplea muchos sistemas diferentes (siendo el 3-4-1-2 y el 4-4-2 los más recurrentes), cambia a jugadores de posición transformando su rol de manera radical (Klostermann y Halstenberg han pasado de ser carrileros largos a centrales) y utiliza varios registros distintos en un mismo partido. Es complicadísimo acertarle una alineación e incluso interpretarla una vez es anunciada.

Atascos contra defensas cerradas. El estilo del Leipzig parece, a priori, beneficioso para el Atlético. De entrada, porque su vocación es marcadamente ofensiva, por lo que ofrece espacios que los colchoneros suelen aprovechar. Y porque a la escuadra de Nagelsmann se le han atragantado tras el regreso post-confinamiento las escuadras que no le han dejado correr ni explotar su dinamismo y sus ritmos altos. Ha cedido empates contra rivales menores que han acumulado a muchos jugadores cerrando espacios interiores, como el Friburgo o el Paderborn. Simeone sabe plantear a la perfección este tipo de dispositivos que son dañinos para el RB.

Werner es casi insustituible. El fichaje por el Chelsea de la gran figura del equipo y la confirmación de su marcha ya antes de la resolución de la Champions dejan al Leipzig sin el autor de 34 goles esta campaña sumando todas las competiciones. Además del peso numérico de esta estadística, Timo Werner aportaba una movilidad al ataque del conjunto alemán que lo convertía en imprevisible y le permitía ser especialmente temible cuando podía correr. Es probable que Nagelsmann decida reemplazarlo con un mediapunta dejando a Schick como referencia, pero ninguna de las alternativas para este puesto (Olmo, Nkunku o Forsberg) ofrece la capacidad resolutiva de un atacante que competía con los mejores nueves de la Bundesliga, siendo un futbolista con un radio de acción mucho más amplio.

Dani Olmo.

El rol de Dani Olmo en la nueva era. El español parece destinado a crecer en importancia tras la marcha de Werner. Ya empezó a brillar cuando Nagelsmann le dio libertad situándole de enganche por detrás de dos delanteros —así consiguió su doblete en el campo del Hoffenheim— y ahora tiene que convertirse en el gran factor desequilibrante del equipo entre líneas. Bien arropado por un centro del campo en el que Sabitzer y Laimer aportan un trabajo incansable, Dani se encuentra ante un contexto ideal para reproducir su rendimiento de Zagreb, donde era el talento diferencial. Si al principio existieron dudas sobre su posible adaptación al fútbol que propone su nuevo técnico, hoy, ante el vacío dejado por la ausencia de la estrella de los últimos años y con la confianza renovada, el panorama debe ser muy distinto.

Escasa experiencia europea. No sólo el RB Leipzig como club es un novato en estas instancias de la Champions League. También los integrantes de su plantilla cuentan con muy poco bagaje. La filosofía de la entidad ha sido descubrir talento joven y formarlo. Le ha servido para crecer, pero ahora se encuentra con que prácticamente todo el equipo se va a enfrentar por primera vez a un reto de esta dimensión. Sólo Schick, titular en el famoso Roma-Barcelona de hace dos años, ha disputado unos cuartos.