Alguien sabe algo (y casi nadie se da cuenta)

Los estudios estadísticos sobre las tandas de penaltis nos han acabado mostrando lo que el refranero español ya sabía desde hace siglos: que quien da primero da dos veces.

En efecto, el 60,5% de los partidos dirimidos con ese procedimiento los gana el equipo que iba lanzando por delante, según el estudio que elaboró en 2010 Ignacio Palacios-Huerta, catedrático de Economía en la London School of Economics. Para ello, analizó 269 tandas (2.820 disparos) entre 1970 y 2008; y descubrió que el equipo que empieza la serie cuenta con un 21% más de posibilidades de ganarla que su rival.

Parece lógico. Si se marca un 90% de los penaltis, pongamos por caso, lo normal es que durante la mayor parte de la serie se vea por delante en el tanteador el equipo que la comenzó. De ese modo, sus rivales se aproximarán al balón con una responsabilidad de la que carecía el jugador que le hubiera precedido: no pueden fallar, porque su rival no lo ha hecho; y, además, si logran introducir la pelota en la portería no llegarán más que a dejar el tanteo en empate, casi nunca irán por delante. Una presión psicológica que puede resultar insoportable en los momentos de tremenda tensión que se viven en una final.

La solución para evitar tal desigualdad resulta sencilla: invertir el orden después de cada doble lanzamiento... y alargar la tanda con un penalti más: seis en total, a fin de eludir el desequilibrio de los números impares.

Carvajal y Umtiti, en el Clásico del 1 de marzo.

Algo parecido sucede en el tenis. En mi opinión, tiene ventaja el jugador que empieza sacando. Como resulta más probable ganar al servicio que al resto, ocurrirá que en la mayor parte los parciales se ponga continuamente por delante el tenista favorecido por el sorteo: 1-0, 2-1, 3-2... Así, su contrincante sacará casi siempre para empatar, no para ponerse por delante. Y al final de la manga le entrará el tembleque: con un 6-5 en contra, su saque se tornará más inseguro. Es decir, el tenista que saca en segundo lugar habrá de vencer a su rival y a la estadística. Mientras que el primero juega con ella a su favor.

En el tenis se corrige ese orden cuando el primer parcial suma juegos impares: 6-3, 7-6..., porque la siguiente manga comienza con la sucesión inversa. Pero si el primer sacador gana un partido 6-4, 6-4, 7-5, el orden inicial se habrá mantenido durante todo el encuentro. Eso sí, un eventual desempate (o tie break) interrumpiría el reparto: saca un jugador en el primer punto pero a continuación la bola pasa a su rival para que lo haga dos veces seguidas, a fin de romper la serie.

Todo esto se puede aplicar al calendario de la Liga. Vengo observando que, cada vez que el Barcelona se pone líder, juega siempre por delante del Madrid. Como tanto los azulgrana como los blancos vencen en más del 80% de sus partidos, en ese mismo porcentaje el Madrid empezará su partido con el pobre objetivo de empatar con la jornada anterior; y no con la ilusión de ponerse por delante o de seguir al frente de la tabla.

En varias temporadas empecé a anotar mi propia estadística al respecto, pero siempre lo acababa dejando por despiste o por aburrimiento; o por la interferencia de las jornadas europeas, alteran el reparto al quitar la libertad absoluta a quien fija los horarios a su arbitrario juicio. Y porque, ante algunos partidos supuestamente fáciles de ambos equipos, la calculada sucesión de los horarios se relajaba. Así que ese estudio estadístico riguroso está por hacer, creo.

Sin embargo, el calendario conocido ahora para las cuatro jornadas siguientes de esta Liga sí que se explica solito: en todas ellas, el Barcelona, que va líder, jugará por delante del Madrid. Los muchachos de Setién saldrán al campo en la mayoría de las probabilidades con el estímulo de seguir en cabeza. Los de Zidane lo harán a su vez con la obligación de igualar con la jornada anterior. Sólo en un mínimo porcentaje pueden experimentar un estímulo por la hipotética derrota del club catalán. Quizás ni se dé.

Por todo ello, se deberían establecer de otro modo los calendarios, y también el orden de los penaltis, y la serie de juegos al servicio en el tenis... de manera que no se dé ventaja estadística a uno de los contendientes.

Este calendario que acabamos de conocer alienta mis sospechas anteriores. Si un dado cae quince veces en el número tres..., algo le está pasando al dado.