El único indiscutible de la defensa

Vuelve el Barcelona a la época en la que, con Puyol lesionado, el equipo que entrenaba Guardiola dependía de Piqué. Tito Vilanova lo resumió con una frase clarividente: "Si se cae Piqué, se cae el invento". Una década después la vida sigue igual. El central catalán sigue siendo el puntal de una defensa que se presentará en el Santiago Bernabéu con una zaga de circunstancias. Piqué es el único defensa indiscutible que jugará. Semedo se alterna con Sergi Roberto, Júnior no jugaría si Alba estuviera medio bien y Umtiti y Lenglet mantienen una competencia de baja intensidad. Pero la chanante planificación deportiva es la que es, no hay más cera que la que arde.

Es por eso que tras el partido del martes en Nápoles, las caras en el cuerpo técnico blaugrana eran de preocupación máxima. Piqué había pedido el cambio en el último minuto después de una mala caída en la que se torció el tobillo. Setién no respiró tranquilo hasta que los médicos comprobaron que el esguince era leve. Ir a Madrid sin el central era una generosa invitación al Real para que recuperara su acierto goleador. Pero más allá de su evidente valor deportivo, el central catalán aporta un plus de irreverencia en el estadio madridista. Si algo le gusta a Piqué es acaparar la atención y en Chamartín eso lo tiene garantizado. Ya lo dijo él mismo: "Esos pitos son música para mis oídos".