Las pesadillas de Carvajal

Imagino a Carvajal sudando el pijama, levantándose por un tirón a las cuatro de la mañana gritando: "¡Estoy con dos! ¡Tengo a tres!" El pospartido del miércoles debió ser duro para el lateral. Los fuegos en su banda se multiplicaron durante 90 minutos y apenas contaba con su manguera. Bernardo Silva, luego Sterling y de vez en cuando Mendy le torturaron en ataque y en defensa con saña dejando al descubierto todas las debilidades de su banda. En mi grada, salpicada de odiadores, ventajistas e histéricos se oían insultos hacia el lateral. Ya tenían al culpable de la indigestión del bocata. Y el bar de borrachos de Twitter también hizo trending topic a Achraf.

No tuvo su mejor día, pero con un poco de memoria igual encontramos una dolorosa explicación. En una entrevista de hace un año me explicó quién era su mejor aliado en los mecanismos defensivos del equipo: Modric. El boquete dejado por Cristiano en el Madrid es tan grande que ha ocultado los daños generados por el declive inevitable de dos pilares del 11 de las tres Champions seguidas: Marcelo y el propio Modric. Ver los esfuerzos del croata actual es conmovedor. Lo intenta, mantiene ese control orientado, los mareantes cambios de dirección, el exterior, el criterio, la pierna fuerte… pero el físico no le alcanza para ser ese jugador omnipresente, que en la misma jugada ayudaba a Carvajal y acababa centrando en la otra punta del campo tras regatear a un rival. Como decía mi veterano vecino de grada, con 50 años de socio en su carné: "Dádsela al rubio que es el bueno".

Carvajal derriba a Sterling en el área, el miércoles.

Hay que asumir que vivimos la caída de un equipo histórico y parte de la afición, educada en el consumismo, la inmediatez y el ganar o morir, no tiene tiempo para homenajes. Ramos, Marcelo, Modric o Benzema son mitos en activo del Real Madrid. El miércoles alguno se atrevió a silbar a Ramos tras la expulsión. Creerán que eso es lo que hace grande al Madrid. Incluso lo llamarán exigencia. Deberían empezar por exigirse a ellos mismos un poco de memoria y agradecimiento.