La dura realidad se le vino otra vez encima al Real Madrid. La brecha del segundo tiempo con el Manchester City resultó significativa. Sólo el gol aislado de Isco, tras una cadena de errores del equipo skyblue bajo la anticipación de Modric, dio aire a un equipo que se desorganizó con el balón, desatendió las vigilancias y cayó en picado en el tramo final preso de la ansiedad. En el desarrollo del juego hubo un mejor City. Guardiola trabajó el partido sobre diferentes pautas. La unión de Bernardo Silva y De Bruyne para que intentaran recibir entre líneas, la cercanía de Gündogan a Rodrigo para protegerse tras pérdida o la utilización de Ederson como salida en largo fueron elementos importantes, pero ninguno como la búsqueda de la debilidad de Carvajal. La dispersión del lateral derecho del Madrid se ha convertido en un problema de alcance para Zidane al que no le logra poner arreglo.

Primero fue Gabriel Jesus el que demostró la fragilidad de Carvajal. Sorprendió que el brasileño abandonara la punta para acostarse en la banda izquierda, pero el objetivo de Guardiola estaba claro. En el uno contra uno Gabriel Jesus fue muy superior. Y cuando abandonaba el ala se abría espacio para las subidas de Mendy, poco fino con el pie. Zidane quiso ponerle freno tras el descanso, intercambiando los perfiles de Modric y Valverde para que el uruguayo, con Casemiro también, corrigiera esas situaciones. Pero el City insistió por ese lado y Guardiola metió más carga con la entrada de Sterling y con las caídas de un De Bruyne, que acreditó de nuevo ser un futbolista de magnitud superior. La remontada del Manchester City se edificó por el costado de Carvajal, retratado definitivamente con un penalti que nunca puede cometer. La liturgia propia de la Champions tampoco alivia al Madrid, a un paso del abismo.

Movimiento profundo

Gündogan lanza para el desmarque de ruptura de Sterling ante Carvajal. Varane sale de posición a hacer la cobertura al lateral, pero el apoyo y la genialidad de Kevin De Bruyne causan el gol de Grabriel Jesus.