Bartomeu, aprendiz de brujo

La tarde del Barça-Eibar empezó con una chifla monumental a Bartomeu. El aficionado reaccionaba así a la última peripecia de la directiva, esa contratación de una empresa argentino-uruguaya para hacer una ‘monitorización de redes sociales’, eufemismo de maniobra para ensalzar a la directiva y basurear a la oposición. Un asunto tan chapucero que acabó provocando salpicaduras a algunos de los emblemas del club, como los mismísimos Xavi, Guardiola, Messi o Piqué. Las explicaciones posteriores han sido liosas y tampoco ha aplacado el ambiente el apartamiento de Masferrer, jefe de gabinete de Bartomeu.

Algo parecido hizo Florentino no hace mucho, apoyándose en el conseguidor de la Púnica para colocar su ideario en una especie de falso medio digital, diariobernabeu.com. Allí se preguntaba a Ancelotti en sala de prensa por qué no había sacado tal día a Bale, se lanzaban campañas contra árbitros o contra Ramón Calderón o se publicaban noticias al dictado. Todo eso salió al aire en las investigaciones de la Púnica, con cruces de mensajes verdaderamente chuscos entre Florentino y el conseguidor, que reflejaban el férreo control. El falso medio se esfumó y el presidente blanco tuvo que declarar en la Audiencia por aquello.

Quizá eso inspirara a Bartomeu, pero ha actuado como aprendiz de brujo. Da la impresión de que algo se le ha ido de las manos, porque de otra forma no se explica que llegara a salir algo molesto para la mujer de Messi. Lo del Madrid pasó sin gran eco porque Florentino es percibido, sin serlo, como dueño del club, y además es hábil haciendo amigos con favores de Corte y con un uso esmerado del palco. Pero Bartomeu es percibido como un interino, navega con serias corrientes mediáticas y sociales en contra. Messi, uno de los mosqueados, alivió la tarde con sus cuatro goles. Pero Bartomeu queda colgado de la brocha.