Fue pronunciar el nombre de Ramos y el rostro de Zidane se iluminó. Una sonrisa y unas delicadas palabras vinieron a cerrar el cuadro que mejor define la relación que mantienen el capitán del Madrid y su entrenador. Ayer el francés nos hizo entender que, aunque considera que todos los miembros de su equipo tienen los mismos derechos y que peleará siempre por ello, no todos son iguales. El igualitarismo llevado a su extremo no corresponde a la realidad de las relaciones humanas. No, Ramos no es para Zizou exactamente como los demás. Porque su historia personal no es comparable con ninguna de las que existen en la actual plantilla. El de Camas es el único que ha jugado con Zidane (2005-2006) y, aunque tengan caracteres muy distintos, comparten los mismos valores y el mismo concepto de lo que debe ser un vestuario.

Recuerdo lo que me contó Sergio Ramos en una entrevista para France Football: "Entre Zizou y yo las cosas pueden ser blancas o negras, pero nunca grises. Estamos en la transparencia y la franqueza". El capitán ayuda, el capitán apoya la autoridad del técnico. Sin embargo, más allá de todo, hay algo que Zinedine Zidane siente intensamente cuando piensa en el defensa andaluz. Me lo confesó un día: "Sé que Sergio Ramos es una persona noble, sé que nunca me traicionará". ¿Podría decirlo de cada uno de los miembros de equipo? Estoy seguro de que no.