Márquez y el sentido común

Hace algún tiempo, durante una gala de premios de AS, pude asistir a una conversación entre Marc Márquez y Emilio Alzamora, su representante, sobre la posibilidad de introducir un cambio menor en su preparación de cara a la siguiente temporada. Debatían si la idea tenía sentido y resultaría productiva, hasta que pasados unos minutos el piloto zanjó la cuestión: “Si nos ha ido tan bien, para que vamos a tocar nada”. Había sido campeón de MotoGP con autoridad, así que inteligentemente pensó que no existía necesidad alguna de experimentos. Ya sabemos que estos se hacen con gaseosa, no con un desafío de la trascendencia de luchar por un título mundial. Más allá de lo anecdótico de la situación, creo que también es esclarecedora sobre la actitud del ilerdense.

Marc además de un talento excepción atesora una inteligencia que pocas veces he conocido en un piloto. Sabe lo que quiere, cómo conseguirlo y no deja al azar nada que influya en su determinación de éxito. Por eso no me sorprende, diría que a nadie, su renovación con Honda aunque sí es cierto que un contrato de cuatro años es poco frecuente en el motociclismo de élite en la actualidad. Está en el mejor equipo del mundo, su consideración en HRC no puede ser más alta y tiene por la mano una moto que no resulta tan accesible para otros. Así que la combinación se antoja ideal y tiene todo el sentido mantenerla sin modificaciones. Sobre la duración del contrato, ya se verá. Sólo los implicados conocen los detalles y quién sabe las opciones que contempla.