El Zaragoza, la Copa, el Madrid...

La Copa, que reapareció anoche con un Tenerife-Athletic con el bonito detalle del desagravio a Williams, tiene hoy partido estelar en La Romareda. Aunque el queso está en el ascenso después de siete años en Segunda, aunque el próximo partido sea la visita al líder, el Cádiz, aunque Víctor Fernández, que se enroló de nuevo en el club de toda su vida con el objetivo del ascenso anuncie sólo cuatro titulares, la vibración en la ciudad es tremenda. El macizo de la afición zaragozana valora la Copa, en la que ha tenido grandes éxitos en fechas felices, lejanas o no tanto. Y el Madrid pone, como en todas partes. Y más ahora, que lleva siete años sin ir.

Allí se recuerda, claro, aquel 6-1 con 4 de Milito, y los que andan por los setenta o más evocan un 4-0 al Madrid de Di Stéfano, Puskas y Gento, también en la Copa. Y está esa final ganada a los Galácticos en Montjuïc, gol de Galletti mediante, principio del fin de aquel primer proyecto de Florentino. Los que salgan no serán los de LaLiga, pero sí los mismos que acaban de eliminar al Mallorca, o casi. La calidad de la plantilla es pareja, de modo que Zidane encontrará enfrente un equipo competente y combativo. El Madrid también reservará gente, también tiene partido grande a la vista, el derbi madrileño, pero tiene voluntad de pasar.

La Copa es una especie de déficit constante del Madrid. Es curioso hasta qué punto afloja en esta competición, y es de siempre. Basta mirar a Di Stéfano: estuvo 11 años en los que ganó ocho Ligas, cinco Copas de Europa y sólo una Copa. Zidane tiene cuatro Champions con el Madrid, una como jugador, tres como entrenador, pero ninguna Copa. Quiere remediar eso, o al menos tener el camino abierto porque estar vivo en la Copa mantiene la expectativa de un doblete, o al menos de un título, para caso de caída en la Champions. De modo que esta noche veremos un partido de brío y emoción. Un gran partido copero.