Ibiza y Unionistas murieron de pie

Me gusta este formato de Copa, que luce en plenitud en la radio, con su vibrante ritmo de goles y emociones. Es el viejo modelo inglés, a un solo partido. Aquel modelo provoca que sólo pueda ser campeón quien no haya perdido ningún partido en toda la Copa. El modelo Rubiales es parecido, no exacto, porque las semifinales serán a ida y vuelta, y estas primeras eliminatorias se juegan en el campo del de inferior categoría, y si los dos están en la misma, en sorteo puro. En Inglaterra es todo sorteo puro y si hay empate no hay penaltis, sino desempate en el otro campo. Y las semifinales son a un partido, en campo neutral: Wembley.

Esto da vida a estos cruces entre equipos mayores y menores, porque no existe la posibilidad de crujirles a la vuelta con una goleada. Así vimos ayer al Ibiza pegarle un atragantón al Barça, que fue por detrás durante una hora y evitó la prórroga sólo en el descuento. Como vimos después a Unionistas mantener vivo el partido ante un Madrid no estrictamente titular pero con 13 internacionales, que si bien fue por delante siempre, no cerró el marcador hasta el descuento. Ibiza y Unionistas murieron con las botas puestas, sus dos aficiones estarán orgullosas y todos vivimos cuatro horas, aderezadas con otros partidos, de gran emoción.

El premio gordo de la noche se lo llevó el Tenerife, un Segunda que sigue adelante a costa del Valladolid. Pero lo más llamativo fueron los apuros del Barça, con un Setién ya un poco desteñido. El equipo tuvo una hora de guitarreo, que sumada a los más de mil pases del otro día para tan poco remate marcan una línea inquietante. En el Madrid varios actuaron pensando que eso se ganaría solo, como efectivamente fue, pero Areola hizo alguna parada tremenda cuando la cosa sólo estaba 2-1. Entre los que no sestearon, el que sale para mí con más nota es Brahim, no sólo por sus dos goles, sino por su interés en aprovechar la noche.