Un golpe sobre la mesa que la hizo añicos

El destino suele ser caprichoso y alberga horrores. Esos mismos que hemos vivido en Eibar en la primera mitad de la temporada. Juego irregular, errores que cuestan puntos… se habían convertido en pan de cada día para la afición. Sin embargo algo ha cambiado. El equipo ha dado un paso adelante y los resultados así lo demuestran. La ansiedad ha desaparecido y el plantel disfruta jugando al futbol. Quizás sea ese el motivo por el que los armeros se han convertido en verdugos del Atlético de Madrid en el primer partido de la segunda vuelta. El compromiso en el Wanda tuvo un sabor amargo, y el Eibar necesitaba subsanarlo. El escollo era complicado, cinco derrotas consecutivas ante los colchoneros pesaban mucho. Sin embargo, el golpe encima de la mesa ha sido contundente. Ha destrozado la misma. Un portazo a los problemas que ha de convertirse en el camino a seguir para lograr una permanencia que se vislumbra posible a falta de 18 partidos.

Mendilibar repitió ayer varias veces una palabra clave: equipo. Las ausencias y las ganas de abatir a la auténtica bestia negra de Ipurua alentaron hacia la gesta. Ahora hace falta tener esa mentalidad ante los rivales de la verdadera liga de los armeros. Había preocupación porque los 22 puntos que tiene el equipo azulgrana son el bagaje más flaco desde el ascenso, pero con esta imagen, ni la incómoda lluvia molestó a unos seguidores que vuelven a tener fe e ilusión.