El síndrome del 'fast food'

Faltan ocho días para que el Real Madrid visite el Camp Nou y ya se nos están haciendo largos. La Champions está solventada y los partidos de Inter y Brujas nos dan hasta pereza, pero lo que no se entiende es la aparente desidia con la que ya se está despachando la próxima jornada en la que el Madrid viaja a Mestalla y el Barça a Anoeta. Casi nada.

Es el síndrome del fast food, el de engullir en cinco minutos y sin sentarse, el de darse un atracón de la serie de turno viendo una temporada en una tarde y no terminar ya casi nunca de leer un artículo ni atender a la conversación en una sobremesa porque creemos escuchar una vibración fantasma en el móvil. No prestamos atención al aquí y el ahora. Se nos escapan los detalles, los matices, las horas y los días preocupados en lo que vendrá. Lo queremos todo y lo queremos ya. Agilipollados y ansiosos por encima de nuestras posibilidades.

Piqué, ante Varane, en el último Clásico.

Acababa de terminar el partido ante el Mallorca en el que el Barça se había divertido por fin esta temporada, en el que Messi ofreció su sexto Balón de Oro y logró un triplete y en el que Luis Suárez marcó un gol memorable de tacón y a Valverde ya le estábamos preguntando por el Clásico: "De eso no hablamos. Mantenemos la prohibición una semana". A Zidane, mientras, le cuestionaron por Casemiro, que está a una tarjeta amarilla de tener que cumplir sanción. "No sé lo que voy a hacer. Lo importante es disfrutar de lo que hicimos hoy", contestó tras ganar al Espanyol. Les va a dar igual al uno y al otro. Por mucho que digan y prohiban nos hemos saltado una jornada como si no importara y ya estamos viviendo una previa del Clásico en bucle en la que cada decisión, cada gesto, tarjeta o gol nada tienen que ver con el presente y sí con el teléfono que aún no ha sonado. Anticipamos el placer para luego no celebrar siquiera abrazándonos con quien tenemos al lado porque estaremos ocupados en grabarlo y colgarlo en Instagram. Valencia y Real Sociedad también valen tres puntos y disfrutar de los partidos, la comida, la lectura, la compañía y la charla es una elección. Nuestra elección.