Sexto Balón de Oro de Messi

El Balón de Oro es una creación periodística, como la Copa de Europa, hoy Champions, cuyo nacimiento (1956) compartió, pues fue ideado para reforzarla. En principio iba constreñido al mejor jugador europeo y eso explica que ni Maradona ni Pelé lo ganaran. Sí Di Stéfano y Sívori, argentinos de nacimiento, pero nacionalizados luego español e italiano respectivamente. En 1995 (ganó Weah) se abrió a jugadores de cualquier continente. Aunque suele haber voces que consideran absurdo un premio individual para este deporte colectivo, lo cierto es que está más fuerte que nunca. La FIFA intentó imitarlo, y hasta absorberlo, y fracasó.

Aún sin ser un nombramiento oficial, tiene carácter definitivo. Ayer se le entregó en París a Messi cuando todavía teníamos en la retina su golazo al Atlético, en un acto que viene a ser algo así como el alumbrado de Navidad del fútbol europeo. Es el sexto que gana Messi, que así consigue distanciar a Cristiano, quizá definitivamente, porque es dos años y medio más joven. Pero quedará para la leyenda el duelo entre ambos, como quedarán para la leyenda estos seis de Messi, a los que quién sabe si añadirá más, porque mantiene incólume la excelencia de su juego, que fluye sin desgaste, lo que le permite soportar mejor el paso del tiempo.

Yo no le voté a él, sino a Van Dijk, en una diferenciación entre lo que es ser el mejor jugador del mundo, Messi, y lo que es haber sido el mejor del año, teniendo en consideración, como piden las bases del premio, los títulos y su aportación a ellos. Van Dijk ha sido el hombre sólido y esencial en este emergente Liverpool que ganó la Champions, levantándole en el camino un 3-0 al Barça. Y tampoco esta vez lució Messi en la Copa América como luce en España. Pero su cúmulo de goles y de maravillas ha pesado más en el conjunto de la votación y yo aplaudo ver de nuevo su nombre ahí, porque engrandece un premio ya de por sí grandioso.