Bienvenidos a casa Sainz

A veces un acto de justicia podría parecer de venganza. Pero no. Carlos Sainz ha demostrado que es uno de los mejores pilotos de Fórmula 1 del momento. Ahora lo dicen muchos, ahora que ha logrado un sexto puesto con un McLaren con el que, como mucho, debería haber sido octavo, ha logrado un podio y sobre todo ha dejado sensación de líder de equipo y piloto serio de presente y futuro. Pero todo eso… ya lo sabía él desde hace tiempo, ya lo contamos algunos, muchas veces. Y Sainz tuvo que aguantar, desde niño, que le dijeran que estaba ahí solo por su padre, que lo había tenido todo mucho más fácil, que en cuanto llegara a la F1… se desdibujaría como un grafito recién pintado bajo la lluvia. Unos pocos vimos en él a un digno heredero del talento familiar, un chaval con las cosas claras desde pequeño, una inmensa capacidad de trabajo y el coraje que se le supone a un verdadero piloto de carreras.

Este año todo eso lo han demostrado los resultados, ahora todos lo ven, ahora todo es más fácil. Ya es más complicado que aparezca tuiteros, opinadores de barra de bar o colegas que te cuentan lo que vale Carlos u otros, cuando acabas de bajar de un avión después de catorce horas de vuelo. Y así durante años. La F1 no es un deporte de resultados, aunque cueste comprenderlo. Pero tranquilos, habrá más y mucho mejores que este sexto. Puede hacerlo y lo merece. Así que gracias Carlos, por seguir luchando y siendo feliz, por demostrar a Red Bull y Renault que se equivocaron, por adelantar a Hulkenberg como si te fuera la vida en ello, por tantas cosas… Cuando dentro de muchos años esté con una manta mirando el fuego en un día de invierno rodeado de nietos, contaré que una vez trabajé cerca de Carlos Sainz, padre sí, pero también hijo, el piloto de Fórmula 1. Mientras, a todos los incrédulos, bienvenidos a casa Sainz. En 2020 más. Y mejor.