Salamanca le debe un homenaje a Sotomayor

La figura de Javier Sotomayor quedó ligada para siempre a Salamanca después de que el extraordinario saltador cubano batiera dos veces el récord del mundo de altura en las pistas del Helmántico, que incluso llegaron a llevar su nombre durante un tiempo. Una placa conmemoró en el estadio las fechas y las marcas que logró allí. Muchos aficionados, entre los que por suerte me encuentro, disfrutamos de Sotomayor en el ya desaparecido Gran Premio Diputación, un mitin en el que participó unos cuantos años, mientras desafiaba a su gran rival de aquella época, el también carismático y peculiar Patrik Sjöberg, aquel sueco alto de melena rubia que tuvo la plusmarca universal hasta que se la quitó Javier, el Príncipe de las Alturas cuyo registro nadie ha superado. Sin embargo, en la ciudad su figura cayó en el olvido, paradójicamente a la vez que su plusmarca ha ganado valor y prestigio con el paso del tiempo.

Salamanca fue también una de las últimas ciudades en las que compitió Sotomayor en 2001, el año de su retirada. Allí era un tipo querido cuando paseaba con su aspecto de dandy, sus gafas de sol y su porte imponente. Le encantaba la villa. Fue pregonero de las Ferias y Fiestas de 1994, dejó muchos amigos y ha vuelto varias veces. El 25 aniversario de sus 2,45, tope aún imbatido, pasó desapercibido en la ciudad. Quizá en el 30 pueda haber un homenaje.