Bruno Guimarães es un fenómeno. Joven, pero con una madurez y un carácter inusuales para su edad. Lo que se dice en el entorno de la selección brasileña en Abu Dabi es que no se ha estrenado con la absoluta en este parón únicamente porque el departamento técnico de la CBF le ve como un jugador clave en la Sub-23 para el preolímpico de Colombia en enero. Bruno debutó con sólo 17 años y es uno de los centrocampistas con más talento de la cantera de Brasil en la última década. Técnica, fuerza, capacidad atlética y versatilidad hacen de él un tremendo comodín que enamora a los entrenadores, que le pueden utilizar en distintas posiciones.

Muy amigo de Lodi, evolucionaron y triunfaron juntos en un Paranaense que ha sido uno de los mejores equipos de Brasil en los últimos dos años. Bajo el mando de Tiago Nunes, el entrenador más prometedor del país y que acaba de ser fichado por Corinthians, ganaron la Copa de Brasil y la Sudamericana. Así como Lodi encajó como un guante en el Atleti y se ha ganado la titularidad de la canarinha, Bruno es un futbolista con ADN del Cholo. Y puede traer exactamente lo que Simeone busca y no encontró con Rodrigo y Llorente.