La reválida de marzo mantiene viva a Rumania

Su única posibilidad no depende del partido. Rumanía está matemáticamente eliminada de la fase de clasificación convencional para la Eurocopa 2020, pero una carambola le va a permitir acceder al playoff de la Nations League que en marzo aún repartirá cuatro plazas más para el certamen del próximo verano. No es una cuestión menor, ya que el hecho de que asomen esos encuentros de enorme trascendencia en el horizonte ayudará a que el conjunto de Cosmin Contra no se deje ir en el Metropolitano. Es verdad que no se van a jugar nada concreto en cuanto a los puntos en disputa, pero los futbolistas querrán convencer al seleccionador para que los elija en su once dentro de cuatro meses en lo que serán auténticas finales de gran repercusión para su país.

Apuesta fallida. Consciente de que sólo le valía ganar, Contra alineó el viernes ante Suecia un equipo extremadamente ofensivo. Formó con dos delanteros, Keseru y Puscas, con dos extremos, Mitrita y Deac, y con un mediapunta como Stanciu al lado del medio centro Baluta. El resultado no fue el esperado: le quedó una estructura partida en dos bloques, incapaz de imponer una superioridad numérica en la medular y con muchas dificultades para frenar los contragolpes nórdicos. Se fue al descanso perdiendo por 0-2 y tras no haber logrado dirigir ningún disparo peligroso a portería. Mejoró tras el intervalo con el ingreso de Hagi primero y de Coman después, pero la desventaja pesó como una losa y Suecia supo gestionar el marcador sin apuros.

Respeto absoluto a España. De los nueve partidos que ha disputado en esta fase de clasificación, el único en el que Rumanía cambió el sistema y jugó con una línea de cinco defensores fue el de ida contra España en Bucarest. En todos los demás ha formado con línea de cuatro, algo que significa que Contra temía el potencial ofensivo del cuadro de Robert Moreno. Puede que vuelva a hacer lo mismo, aunque el contexto es diferente: no necesita los puntos y el desafío que le va a proponer España se va a parecer poco a cualquiera que se encuentre en el playoff.

Sin Andone. El delantero del Galatasaray se lesionó en el último partido de liga antes de la pausa internacional y no se podrá medir de nuevo a España, a la que marcó en Bucarest entrando desde el banquillo. Las referencias, pues, volverán a ser el veterano Keseru, que está firmando buenos números en el Ludogorets, y el joven Puscas, que no está teniendo una fácil adaptación a la segunda división inglesa, donde compite con el Reading.

Hagi no se asienta. Tiene un talento descomunal y es el jugador más bonito de ver de la selección rumana, pero el hijo de Gica Hagi no logra hacerse con un puesto de titular ni en su combinado nacional ni en su club, el Genk belga. Sin embargo, ya ha ocurrido en más de una ocasión que Contra recurre a su calidad para intentar remontar partidos que se le han puesto complicados y con su presencia ha crecido el volumen de juego ofensivo rumano. Pasó contra España en la ida y volvió a suceder frente a Suecia en un choque en el que empezó en la banda derecha, pasó luego a la mediapunta y acabó formando al lado del medio centro.

Stanciu: balón parado y consistencia. En realidad, si Hagi no juega más es también porque se mueve por una zona parecida a la de Stanciu, que lleva una muy buena temporada con el sorprendente Slavia de Praga en la Champions. El ex del Anderlecht y Steaua es quizá más regular y sacrificado, además de ofrecer también mucha precisión en los envíos a balón parado. A Contra le permite ser más flexible con el sistema, ya que encaja mejor en un centro del campo de tres hombres.

Cosmin Contra no dudó y alineó como medio centro titular a Baluta en el decisivo Rumanía-Suecia en Bucarest.

Baluta, titular con Rumanía sin debutar en la Premier. Pese a que aún no ha debutado en la Premier y que su única aparición con el primer equipo del Brighton se produjo en la Copa de la Liga, Cosmin Contra no dudó y alineó como medio centro titular a Baluta en el decisivo Rumanía-Suecia en Bucarest. Jugó los 90 minutos, pero no eran los primeros con la selección absoluta. Ya se había estrenado antes de brillar en el Europeo Sub-21 en el que su país alcanzó las semifinales contra pronóstico. Su inteligencia posicional y sus virtudes defensivas, propias de alguien que empezó su formación como defensa central, le convierten en una de las grandes esperanzas del fútbol rumano.