Nada que celebrar

Fíjate si el Real Madrid está malamente que ahora resulta que hay que celebrar una victoria por la mínima ante el mediocre Galatasaray con una defensa de feria. Mira si el listón está por los suelos que el mejor del partido fue por fin Courtois que le paró dos a Andone y una a Belhanda. Y todavía habrá que dar palmas porque Hazard envió una pelota al larguero y N'Zonzi un cabezazo por encima de la portería en el 83’. Incluso festejar que Zidane tendrá una semana tranquilo sin que asome la patita el coco de Mourinho tras la victoria en Estambul y gracias al aplazamiento del encuentro en el Camp Nou. Que no, que no, que a mí no me engañan; pregúntenle a cualquier madridista si no es un alivio perder de vista a Messi hasta nueva orden de la comandancia de Tebas y Rubiales.

Esto no es una mejoría, es engordar para morir. Cualquier equipo con cara y ojos se llevará por delante a un Madrid al que parece que hay que darle las gracias por salir enchufado y presionar en un partido de Champions. De la cacareada excelencia que sobó hasta el hartazgo Florentino Pérez no quedan ni las migajas. Y lo peor es la sensación de que no es que no quieran, es que no pueden.

Ramos despeja de cabeza.

Y mientras en el Wanda la afición coreaba "échale huevos" a su equipo que no era capaz de marcarle un gol al Bayer Leverkusen hasta que apareció Morata, las futbolistas de la Primera Iberdrola anunciaban que van a la huelga porque a pesar de llevar más de un año de reuniones, de pedir algo tan básico como un convenio colectivo con un salario mínimo de 1.000 euros al mes con derecho a vacaciones, al paro, coberturas sanitarias ante lesiones de larga duración y la baja por maternidad, no ha habido manera. Resulta que los clubes no pueden asumir tener a trabajadoras con unos derechos mínimos. Manda huevos, dirán muchos, pero las gónadas no tienen nada que ver con el mal juego del Atlético, del Madrid o la falta de acuerdo para un convenio en el fútbol femenino. Y el lenguaje crea pensamiento, a ver si nos lo tatuamos en el cerebro. Circulen, que aquí no hay nada que celebrar.