En un mercado emergente como el de las bicicletas eléctricas parece razonable que se produzcan dudas e incertidumbres sobre su catalogación legislativa. Quizá no debería ser así, pero hablar de lo ideal en según que cuestiones se antoja poco realista… Si a ello se suma el tumulto generalizado en algunas grandes ciudades con la proliferación de nuevos vehículos, la tormenta perfecta de la confusión está garantizada.

Ante semejante situación, la Asociación de Marcas y Bicicletas de España (AMBE) ha decidido anticiparse a los conflictos que pudieran perjudicar a las pedelec, una categoría de ebike perfectamente definida en la Unión Europea y admitida por la Dirección General de Tráfico. Y ha sido así como ha decidido enviar los responsables de las policías locales de 1.700 municipios de todo el país información sobre el marco legal en el que se encuentran las denominadas EPAC (bicicletas asistidas con potencia eléctrica, por sus siglas en inglés).

Un portavoz de AMBE nos explicaba que el objetivo de esta iniciativa es clarificar a los cuerpos de policía municipales cuáles son las características, derechos y obligaciones de las pedelec y, al mismo tiempo, distinguirlas totalmente de otro tipo de vehículos con un tratamiento legislativo bien distinto. Para ello han recurrido a un folleto en el que se especifican los aspectos fundamentales de estas bicicletas con asistencia eléctrica.

La mayoría de ellos los hemos ya detallado en este blog, pero sirva la oportunidad para repasarlos someramente a forma de recordatorio y con los puntos principales que señalan desde AMBE. El encabezamiento del documento ya específica lo esencial: se trata de bicicletas con asistencia eléctrica cuyo motor sólo funciona si se accionan los pedales, con una potencia máxima de 250W y velocidad asistida de hasta 25 km/h.

Para ayudar a los agentes municipales a su identificación correcta, partiendo de la premisa de que no siempre se podrán comprobar las evidencias anteriores, AMBE señala la posible existencia de una placa en la que se recoge la homologación del vehículo como EPAC y los datos de rendimiento señalados, además de otros genéricos como el fabricante, la marca y el modelo, su razón social y la declaración de conformidad de la Unión Europea que se debe entregar a cada comprador.

Se trata de una identificación de la ebike probable pero no garantizada puesto que la existencia de esta placa no es obligatoria por el momento, según recoge en el real Decreto 339/2014. AMBE, en todo caso, indica que cada día son más los fabricantes que de forma voluntaria incluyen dicha placa, precisamente para evitar confusiones que perjudiquen a sus clientes.

Partiendo de esta base de homologación como EPAC, la asociación gremial insiste en que se trata de vehículos sujetos a los mismos requisitos y consideraciones que cualquier otra bicicleta convencional. Por tanto, puede circular en las mismas condiciones y por el mismo tipo de vías que éstas, incluyendo las no asfaltadas por las que transitan los modelos de montaña.

Por último, AMBE realiza una distinción clara respecto a las conocidas como Speed EPAC, englobadas dentro de la categoría de las ebikes pero con un tratamiento legislativo diferente al de las pedelec. En este caso se trata de modelos con potencia del motor eléctrico superior a los 250W, que por lo general superan los 25 km/h con asistencia y que pueden disponer de un dispositivo acelerador independiente del pedaleo. Se consideran, por tanto, a todos los efectos como ciclomotores y deben satisfacer las exigencias propias de los mismos, desde su homologación industrial a la necesidad de seguro obligatorio, permiso de circulación, iluminación o tarjeta ITV.

Lo dicho, en realidad nada nuevo para cualquier aficionado al mundo de las ebikes pero que, sin duda, supone una información valiosa para aclarar a otros colectivos menos sensibles las particularidades de este mercado en eclosión. Iniciativa plausible, por tanto…