Luis César ante la trituradora

Casi sin tiempo para llorar a Anquela, se presentó en Abegondo al enésimo entrenador de estos últimos años. Luis César llega con la mente limpia y un ambicioso mensaje. Hay tiempo, hay mimbres. Fue una puesta de largo con más mensajes. El primero, gráfico. Foto de presentación con Paco Zas y Carmelo del Pozo. Rueda de prensa exclusiva de entrenador y presidente. Decía Zas hace poco que el club se había amparado en demasía en el director deportivo y, tal y como está la hoguera, parece buena idea alejarlo de las llamas. El máximo mandatario fue claro: este Consejo no se deja influir por nadie. Mensaje a dos bandas. Lo digo por aquellos que sólo ven la sombra de Tino en el recado.

Dialéctica al margen, a Luis César le espera un reto mayúsculo. Lo positivo, más allá de la capacitación, es que es de la tierra, vive en A Coruña y pisa Riazor con frecuencia. No sólo no le cogerá por sorpresa el hostil clima que rodea todo, es que sabe el porqué y de qué va la guerra. Su impulso, su sueño cumplido, tiene que despertar a una plantilla dormida, casi atemorizada. Su papel no será sólo colocar piezas, será liderar desde el banquillo. Su primer objetivo es salir de zona roja. El siguiente, mirar hacia arriba. Mes a mes, como le gusta decir. El siguiente es aún mayor: escapar de la trituradora en la que se ha convertido el club. Si lo logra, todos contentos: al Depor le habrá ido muy bien, seguro.