Rudy, un capitán con mayúsculas

Cuando Rudy levantó la copa de Campeones del Mundo al cielo de Pekín, sus lágrimas se mezclaron con las de millones de españoles. El mallorquín de 34 añazos ha sido uno de los baluartes de este exitazo para la historia. Su capitanía no se discute. Se lo ha ganado con galones y con su ejemplaridad en defensa, sin duda la asignatura más difícil del baloncesto de élite. Rudy forma parte de ese Big Four imperial que completan Ricky (¡bravo, MVP!), Marc (un doblete NBA-Mundial para enmarcar) y Sergio (El Increíble Llull es el corazón de España). Rudy recordó entre sollozos lo importante que ha sido su familia en este logro.

Él nació un 4 de abril, como mi hermana Amparo. Eso aumenta mi cariño por él. Precisamente la hermana de Rudy, Marta, le dedicó unas palabras preciosas tras la épica victoria sobre Australia en el cruce de semifinales: “Cuando las cosas se ponen feas siempre apareces y nunca fallas. Qué difícil lo que has conseguido este verano y qué orgullosos estamos todos de ti. Has demostrado una vez más tu compromiso con la familia, dentro y fuera de la pista. Sólo tú podías hacer que acabáramos este verano sonriendo. Gracias hermanito por estar siempre y por capitanear de una manera soberbia a los tuyos. Te quiero un montón. Y ya sabes, juntos podemos con todo”. Esta unidad de Rudy con sus dos familias (la sanguínea y la de la Selección) permite explicar la fuerza de su liderazgo.

Gracias a todos (no me olvido de Scariolo y de Jorge Garbajosa) por ayudarnos a amar aún más el baloncesto. ¡Viva España!