El problema de Griezmann y el descosido del Betis

Bajo la lupa. La apertura liguera anunció las dificultades iniciales del encaje de Griezmann en la estructura táctica del Barcelona. Apenas se le vio, sin rastro de ese futbolista voluminoso del Atlético y muy encorsetado en las dos posiciones por las que se movió. No pareció un problema de jugador, al que no se le cuestiona su calidad, sino más bien del espacio y las funciones a ocupar. Ante tanta ausencia ofensiva, con Messi descartado, la visita del Betis demandará una versión diferente del galo.

Su participación. Griezmann oficiará como hombre más adelantado. Lo hizo sin ningún tipo de brillo ante el Athletic desde la lesión de Luis Suárez. No entró en contacto con el balón y demostró su menor relevancia como figura de área pura. Si en el primer tiempo, actuando como extremo izquierdo demasiado pinchado en la banda, protagonizó 27 acciones, tras el descanso sólo firmó 12 –cinco pases, tres disparos inefectivos, tres disputas y todas perdidas...– como referencia. Su zona de influencia se acotó a la finalización y su sentido del juego se volatilizó. Tan condicionado en ese tipo de contexto, Griezmann apunta a dar un paso atrás en fase de posesión del Barça frente el Betis. Se trata de que aumente su participación en la frontal del área.

Ser más dinámico. Con el hándicap de tener un futbolista menos, el equipo de Rubi exhibió cierta blandura contra el Valladolid para controlar los movimientos posicionales del rival. El hueco entre los centrales y los pivotes –Sidnei y Bartra, Javi García y Carvalho– quedó señalado y bien explotado por Sergi Guardiola. Griezmann ejercerá un rol similar por dentro para impulsarse desde esos lugares. Rubi medita recuperar los tres centrales de Setién, con Mandi, Sidnei y Bartra, como réplica para inflar su defensa. Tanto si actúa con cinco o cuatro atrás, el Betis tiene fisuras en los carriles entre lateral y central. Aunque Emerson y Pedraza quieren compensar con su físico la distancia aparecida, ambos carecen aún de conceptos sólidos sobre cómo mantener la línea o atender sus espaldas. Las caídas de Griezmann a esos territorios apurarán al Betis y liberarán la llegada de otros jugadores azulgranas.

La verticalidad. Griezmann tampoco pudo tirar desmarques de ruptura en la noche aciaga de Bilbao. El bloque medio-bajo del Athletic de la segunda parte no lo favoreció. El Betis sufre ante estas maniobras como publicitó la conexión entre Sergi Guardiola y Sandro en la jugada de la expulsión de Joel en la primera jornada. Rafinha posee la capacidad de estimular los ataques con pases de este tipo y Griezmann la habilidad para darles continuidad. Si Messi jugase todo sería más sencillo para el Barcelona. Y para Griezmann.