El camarero está leyendo el AS con avidez

Ya han vuelto a sonar los tambores. Hemos vivido la primera jornada de Liga, sintiendo esas emociones que siempre nos transmite el fútbol, como el zarpazo del león Aduriz, que llenó la catedral de reconocimiento a los viejos rockeros que nunca mueren (grande Miguel Ríos). Leemos el AS con avidez, como el camarero de aquel bar, ¡qué lugar tan grato para conversar!, del que nos habló Gabinete Caligari. Por cierto, en aquella temporada, 85-86, el Madrid fue campeón de Liga, con once puntos de ventaja sobre el Barça, la primera de cinco seguidas de la Quinta del Buitre, y de "los machos" según Hugo Sánchez. Recuerdo estos datos "solo" porque pueden ser la razón de la justificada ansiedad de aquel camarero empapándose del AS para enterarse de cómo iban, e iban bien, las cosas en el mundo del deporte, y para conocer los detalles, como los que en esta primera jornada mataron al Barça, según explicaba Piqué al final del partido de San Mamés.

Cuidado con los detalles. A veces te cambian la vida, y en el fútbol son tan importantes que, además de pintarte la cara, deciden Ligas. Detalles vimos en Balaídos, donde el Madrid ganó 0-1 jugando con once, y 1-2 jugando con diez. Y aunque Aspas dijera, recordando a Helenio Herrera, que al Madrid le vino bien la expulsión de Modric, espero que ningún cholista xagerao nos quiera convencer de que fue estrategia de Simeone forzar la expulsión de Lodi para evitar que el Atleti fuera perjudicado jugando con uno más. En lo que no hay duda es en el protagonismo del talón, del que no se había hablado tanto desde los tiempos del gran guerrero griego Aquiles. La calidad de Benzema , con gol y asistencia, ruleta incluida, en el tercero; la resurrección, de entre los muermos, de Bale, o el misil césped-escuadra de Kroos fueron detallazos.

Pero, calma viajeros, esto acaba de empezar, estamos tan al principio que todavía, cualquiera puede decir aquello de: "Dependemos de nosotros mismos". Y es cierto, sí, pero el Barça a tres puntos del Madrid. Buen comienzo… "y nada más".