Más morro que un vagón de osos

Cuando termine de escribir llamaré a mi padre, que trabajó durante más de 20 años en los talleres de AS, para decirle que no se olvide de comprar el periódico, que sé que le hará ilusión leerme. Entre sus legados tengo un puñado de frases célebres que desparramo cuando me conviene. Una de ellas la he usado este verano con frecuencia. Concretamente, cada vez que hablo de Neymar. Y es que tiene más morro que un vagón de osos.

Se marchó hace dos veranos al PSG porque no quería que Messi le hiciera sombra y dejó a su amigo, al resto de la plantilla y a Valverde, que acababa de llegar, tirados dos semanas antes de debutar contra el Real Madrid en la Supercopa. Por si el estropicio no era suficiente, demandó al club por impago de una prima de renovación. Ahora quiere volver y lo peor es que el Barça no sólo se lo está pensando sino que hasta envió al secretario técnico, Eric Abidal, al directivo de la comisión deportiva, Javier Bordas, y al encargado de la secretaría técnica azulgrana en Sudamérica, Andre Cury, a París para negociar. Increíble, pero cierto.

Que Neymar sea un veleta, una máquina tragaperras que lo mismo se paraba en mitad de un partido para atarse las botas y 'clinc-clinc-caja' que se largaba en mitad de la temporada en su jet privado al cumpleaños de su hermana; un tipo que para demostrar que no había violado a una mujer no se le ocurrió otra cosa que hacer públicos todos los mensajes y las fotografías que ella le envió, un futbolista que la última vez que jugó en abril agredió a un aficionado que le increpó en la grada y que después no pudo jugar la Copa América porque se lesionó, otra vez, en su tobillo, tampoco parece importarle al Barça. Igual que no les parece una señal que el presidente Al Khelaifi, que no les cogió ni el teléfono cuando se interesaron por Verratti, Thiago Silva, Marquinhos o Rabiot (al que fue capaz de dejar seis meses sin jugar) esté dispuesto ahora a negociar por un jugador que le costó 222 millones de euros. Papá: Neymar tiene más morro que un vagón de osos, pero el Barça no es más que un club, sino un club más. Y estos son sus valores.


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