Reflexiones sobre el riesgo

San Agustín decía que había que arriesgar y amar, el cantante belga Jacques Brel pensaba que los que no asumían riesgos en la vida eran como enfermos, y en la obra de teatro El Cid, de Pierre Corneille, Rodrigo Díaz de Vivar declamaba: "Al vencer sin peligro se triunfa sin gloria". ¿Qué es el riesgo sino la prueba de que existimos? Siempre lo he tenido muy claro y por ello, con 22 años, dejé mi país y mi gente para conquistar este dulce exilio madrileño. Incluso, sin tener ninguna ascendencia española, me atrevo a escribir en este maravilloso idioma llamado castellano. Sin arriesgar, sin el peligro del fracaso, del dolor, de la soledad y de las lágrimas el ser humano no podría nunca mejorar su condición, ni crecer como persona y como profesional, ni descubrir siquiera nuevos y lejanos horizontes.

¿Por qué Zidane decidió, el 11 de marzo, volver al banquillo del Madrid? ¿Por qué se presentó ayer en la conferencia de Prensa con una sonrisa a sabiendas de que la pretemporada no ha dado lugar al optimismo, que Hazard está lesionado, que Pogba todavía no ha llegado y que seguramente va a tener que conservar a Bale y a James? ¿Por qué no se ha quedado tranquilo en su casa para contemplar los nueve trofeos que ha conquistado y disfrutar de la eternidad de su gloria merengue? Porque a Zizou le encanta el sabor del riesgo. Porque Zidane quiere superar a Zidane. Porque quiere sentir en su piel los escalofríos del peligro y en su corazón los latidos de la aventura. Así que voy a proponer algo a los madridistas que ya dan por perdida esta temporada. Arriésguense a creer en Zizou. Se sentirán mejor. Se sentirán vivos.