A Casillas aquí le quieren como la leyenda que es

Los agradables avatares del descanso vacacional me han traído hasta Portugal, país vecino y amigo siempre. Unos lazos de cariño que para mí se estrecharon todavía más con la experiencia que viví ayer por la noche. Zapeando en la televisión del hotel, buscando algo de fútbol que echarme a la cara, me encontré con un Oporto-Fulham de la llamada aquí Copa de Verano.

Se jugaba en el campo municipal de Albufeira, con apenas 3.000 espectadores, pero la mayoría eran seguidores portistas. Era la rueda de calentamiento previa al partido y me llamó la atención ver a nuestro Casillas vestido de paisano en el banquillo de los ‘dragones’ aplaudiendo y transmitiendo ánimos a sus todavía compañeros. Es cierto que ahora Iker ha dejado de momento los terrenos de juego, hasta que tome una decisión definitiva sobre su futuro a la espera de lo que le digan los médicos, pero su nueva función como nexo de unión entre el club y la plantilla le ha hecho coger una relevancia que hace justicia a nuestro legendario portero.

Al empezar el partido se subió con parte del staff técnico a la tribuna y todo fue tranquilo hasta que a la media hora del partido Otávio metió un golazo de media chilena. Tras la lógica celebración de la afición portista, lo que me llegó al alma en ese momento es que espontáneamente empezaron todos a corear el nombre de Iker Casillas hasta lograr que el mostoleño les saludase agradecido por tanto cariño.

El partido acabó con el triunfo ajustado del Oporto y me llamó la atención que todos se reunieron en el centro del campo haciendo una especie de corro de la patata en el que utilleros, familiares y aficionados se mezclaban entre abrazos y mostrándose un cariño al que aquí no estamos tan acostumbrados. Empiezo a entender a Iker cuando me dijo que en este club puede tirarse muchos años porque es “una familia”. Como madridista y ‘casillista’ es un orgullo ver cómo cuidan de nuestra leyenda y sólo me pregunto apesadumbrado cómo es posible que haya tenido que cruzar la frontera para comprobar lo admirado que es nuestro Iker…