La Selección femenina de baloncesto toma el relevo de la de fútbol, que ha seducido al país con su juego y su garra en el Mundial de Francia. Hay futuro… Siempre que los dirigentes de turno no se lo carguen con sus divisiones. Ahora que el fútbol crece en afición y en visibilidad, es un buen momento para recordar que el baloncesto siempre estuvo ahí, como el deporte con más licencias de mujeres en España y como una de las principales disciplinas que ha tirado del carro femenino en los medalleros. El equipo que este jueves debutará ante Ucrania en el Eurobasket lleva seis años consecutivos sin bajarse de los podios internacionales: dos oros (2013 y 2017) y un bronce europeos (2015), una plata olímpica (2016), y una plata (2014) y un bronce (2018) mundiales, el último de ellos en Tenerife, también un éxito organizativo.

Ese último Mundial dio tal empujón que las fichas crecieron el año pasado el doble que las masculinas: 19.744 licencias femeninas nuevas y un total de 138.004. Queremos más, es el eslogan con el que se ha viajado a Riga. "No nos cansamos de ganar", añade el seleccionador, Lucas Mondelo. Con la misma fuerza que se aplaude este camino, hay que llamar también a la cautela. Las rachas siempre tienen un final. Este grupo competirá sin sus dos mejores jugadoras de la época dorada: Alba Torrens y Sancho Lyttle. En Tenerife ya faltó Sancho, Alba anduvo renqueante, y aun así se logró medalla, pero con mucho sufrimiento. El equipo desplazado a Letonia y Serbia posee calidad para volver a triunfar, pero la igualdad se ha estrechado. Mondelo destaca hasta seis favoritas al oro. España, eso sí, sigue siendo una de ellas.