En Wimbledon son muy suyos

En Wimbledon siempre han sido muy suyos, estrictos con sus tradiciones hasta la obsesión. Allí los tenistas tienen que vestir de blanco inmaculado, hay que parar un domingo a descansar aunque no estés cansado, las puertas se cierran cada noche a las 23:00 (hora británica) vaya como vaya el marcador... Son sus normas y son sus costumbres, también parte de su legendario encanto. ¿Hay alguien que no admire Wimbledon? Otra fijación, en este caso menos razonable, ha sido históricamente nombrar sus propios cabezas de serie, sin importarles si no coinciden con la científica clasificación mundial. Para darle un maquillaje de justicia se han inventado un sistema que contabiliza los resultados sobre hierba. Estas son mis reglas y si no te gustan, no tengo otras.

Con este peculiar método, Wimbledon anunciará este miércoles que Roger Federer partirá en el sorteo del viernes como segundo favorito, aunque sea el número tres del mundo, y que Rafa Nadal retrocederá al tercero, aunque esté mejor posicionado que el suizo en la ATP. Estos caprichosos ajustes tienen sus consecuencias en la competición, porque el balear podría cruzarse con Djokovic en una hipotética semifinal. A Rafa no le ha gustado nada esta arbitraria decisión, y así lo ha dicho, aunque se lo ha tomado con la deportividad de quien conoce desde hace tiempo las manías del torneo. No le queda otra. Lo más chirriante es que el resto de Grand Slams sí siguen el ranking mundial. Por eso Nadal no es el primer cabeza de serie en Roland Garros, aunque mereciera ocupar ese privilegio de forma vitalicia.