Alonso, otra vez campeón del mundo

Los motores rugieron este domingo con acento español. Rugieron en Montmeló, donde Marc Márquez logró su cuarta victoria de la temporada en MotoGP y completó el pleno junto a su hermano Alex (Moto2) y Marcos Ramírez (Moto3). También rugieron en el Mundial de Rallys, donde Dani Sordo consiguió en Cerdeña el segundo triunfo en su palmarés. Y rugieron, sobre todo, en las míticas 24 Horas de Le Mans, donde Fernando Alonso venció con el Toyota 8 por segundo año consecutivo, junto a Buemi y Nakajima, y se coronó campeón del mundo de Resistencia. El título lo tenía en la mano, porque le bastaba con acabar entre los siete primeros, pero el éxito en Le Mans llegó de forma inesperada, con un pinchazo del Toyota 7 a 55 minutos del final, después de haber sido el mejor coche durante toda la competición.

Alonso reconoció que no habían merecido la victoria en Le Mans, pero a la par recordó que esa misma suerte que este domingo les había caído del cielo, es la misma suerte que le había faltado en otros Mundiales de Fórmula 1. Precisamente los continuos abandonos con McLaren empujaron a Fernando a explorar otra senda, de la que ahora recoge sus últimos frutos. El desafío incluía vencer en Le Mans para añadir la segunda joya a la Triple Corona y conquistar el WEC, que supone su cuarto Mundial, tras los dos de la F1 y el junior de karting. Decidió salir de su zona de confort, compatibilizar la Resistencia con la F1, adaptarse a otro automovilismo… Si bien se puso al volante del mejor coche, el cambio incluía sus riesgos. Misión cumplida. Ahora asoman asignaturas pendientes, como Indianápolis, y otros retos, como el Dakar. La aventura no acaba aquí.