Richard Carapaz se coronará este domingo campeón del Giro de Italia 2019, si no sucede ningún imprevisto. Su ventaja de 1:54 sobre Vincenzo Nibali debería ser suficiente para rematar la maglia rosa en los 17 kilómetros de la contrarreloj de Verona, que incluye una favorable subida de 4,5 km a mitad de recorrido. La emoción se traslada al tercer peldaño del podio, al que se ha aupado Mikel Landa tras la etapa de los Dolomitas. El alavés aventaja en sólo 23 segundos a Primoz Roglic, más especialista en la crono. La lógica desmonta a Mikel del cajón, pero en los últimos días de las grandes vueltas, la lógica tiene que pasar por el filtro de la fatiga. Roglic empezó el Giro como una moto, pero se le ha hecho largo en la parte final. Landa, al contrario, acaba con mejor golpe de pedal. A mí no me queda clara la apuesta.

El podio de Landa sería una merecida guinda para el Movistar, que ha ofrecido un ciclismo de ataque desde la primera semana y ha sabido gestionar con equilibrio la jefatura bicéfala. El vasco llegó al Giro como líder, pero supo ponerse al servicio de Carapaz y reconocer su fortaleza cuando el guion lo exigía. El ecuatoriano ha sido agradecido y este sábado le devolvió la mano hasta donde pudo. Primero permitió su ataque, aunque su marcha le dejara expuesto ante los lobos de la general. Se bastaba solo. Y después tiró del grupo con la generosidad de quien fue gregario, ya con los galones de comandante, para meter a su compañero en puestos de honor. No obtuvieron el premio extra de la etapa, porque Pello Bilbao se anticipó a Landa para lograr su segunda victoria y la segunda para el pelotón español. También encomiable.