Copa de la ilusión o Copa del perdón

¡Qué curiosa Copa esta! El Valencia aspira a ella como una máxima ilusión, broche de oro a la temporada de su Centenario, en la que de momento siente que al menos ha cumplido: semifinalista de la Europa League, clasificado para la Champions, finalista de Copa. Una buena temporada para honrar una gran historia, y una ilusión superior: ganar esta Copa, resucitando viejos éxitos. A ese fin, el Valencia lleva desde el jueves concentrado en Jerez, entrenando cada detalle del partido. Más de dos mil aficionados les despidieron en Manises, a su salida. Es la ilusión natural por un acontecimiento tan solemne como es una final.

Lo del Barça es otra cosa. Aún vive el trauma de Anfield. Campeón de LaLiga, semifinalista europeo, finalista de Copa... Pero aquel 4-0 ha dejado una cicatriz profunda. El objetivo que fijó Messi desde el verano era ‘esa copa tan linda y deseada’. Una vez esfumada de forma sorprendente y cruel, todo parece nada. El Barça viaja en el día, regresará a la noche y se dispersará, gane o pierda. Este doblete, si se produjese, no tendría su rúa. Contrasta pensar cómo celebrará el Valencia el título, caso de conseguirlo. Ayer, Messi y Piqué comparecieron ante la prensa, pero la mayoría de las preguntas fueron sobre Anfield, que marcó la temporada.

Nunca, que yo sepa, se vivió una final así, ni tampoco con las intrigas hasta última hora de la víspera sobre la transmisión por la tele, con intervención de un juez la víspera. La guerra Rubiales-Tebas lo marca todo, ya empieza a resultar fatigoso. Por lo demás, vamos a asistir a un gran partido, con Messi como gran estrella, al que ya veremos qué jaula le prepara Marcelino, un astuto de la pizarra. Arbitrará Undiano Mallenco, que se retira casi del fútbol con un partido digno de su buena carrera, y el Rey entregará la Copa, cuya final es la fiesta de fin de curso del fútbol español y más este año que ¡snif! no tenemos finalista europeo.