La afición se moja: quiere a Mbappé por aclamación

El dilema está servido. Neymar o Mbappé. Mbappé o Neymar. El orden de factores sí altera el valor del producto. La afición madridista lo tiene muy claro. Prefiere al francés. Con mucha diferencia. Primero por las expectativas que genera. Kylian fue la gran revelación en el Mundial de Rusia y su velocidad de vértigo lo convierte en un jugador muy apetecible. Tiene carisma, personalidad, sería el ganador de la Bota de Oro si hubiese tirado los penaltis en el PSG, de niño vino a Valdebebas para hacerse fotos con Cristiano y Zidane, a Emery le dijo en julio pasado que su sueño era jugar de blanco... Y eso que el chico sólo tiene 20 añitos. Mbappé lo tiene todo para ser recibido en el Bernabéu con las gradas a reventar como pasó con Cristiano hace ahora diez años...

Neymar, sin embargo, es el bad boy de la película. Como futbolista, excepcional. Pero en el prospecto del fichaje hay varias contraindicaciones que se vuelven en su contra. Sus famosos Toys, sus escapadas anuales al Carnaval de Río y al cumple de su hermana (¿los demás jugadores no tienen hermana?), sus fingimientos que crispan a los rivales, su tatuaje de la Champions del Barça antes de enfrentarse al Madrid... No. Neymar no seduce nada.

Sin embargo, Mbappé pone el personal como si estuviésemos en las fiestas de San Fermín: rezan para que el francés sea fichado como sea. Es el Elegido. Kylian ha dado el primer paso, algo que jamás ha hecho Neymar en estos últimos años. Mbappé, tranquilo. Los sueños a veces se cumplen.